Cosecha de turba y renaturalización van de la mano

En Gramoflor, la turba se extrae utilizando el llamado «método de extracción en paralelo», un método desarrollado durante décadas en el que la renaturalización de las turberas comienza ya durante la extracción de la turba. Por lo tanto, se desarrollan en paralelo y las primeras medidas para establecer una nueva turbera se inician ya durante la misma cosecha de la turba.

Esto da a la naturaleza una importante ventaja y optimiza las condiciones para el éxito de la renaturalización. En pocos años se vuelven a formar campos infinitos de musgo de turba, gracias a la aplicación del citado método, fomentando así el retorno de una flora y fauna única de estos ecosistemas.

Es bueno saberlo: De dónde se extrae la turba en la actualidad?

Es importante saber que las turberas de donde se extrae turba actualmente, se han utilizado predominantemente con fines agrícolas durante muchas décadas y que ya no queda nada de la vegetación original de las turberas altas. Por tanto, no se trata en absoluto de humedales intactos, sino de campos de maíz o cereales, pastos para la cría de ganado o incluso bosques. En este estado, estas zonas han perdido por completo sus valiosas funciones como depósitos de agua altamente eficaces e importantes reservorios de carbono. En la actualidad, el suelo no es más que una masa de turba o un denominado «depósito de turba» y ya emite grandes cantidades de CO2 año tras año.

Incluso si estas zonas en este estado volvieran a ser inundadas de agua, aquí no volvería a desarrollarse ninguna turbera, sino que en el peor de los casos se desarrollaría durante décadas el llamado «desierto de metano y óxido nitroso».

Para que una turbera «alta» se desarrolle con éxito tras su uso agrícola, es esencial eliminar previamente una capa superficial de tierra de 30-50 cm, ya que la presión de germinación y los nutrientes remanentes debido a una fertilización continuada, así como el valor del pH, son demasiado elevados en estas zonas, tras años de cultivo intensivo. Esto es un obstáculo para el desarrollo de la típica vegetación de turbera «alta», que a diferencia de muchas otras especies vegetales, sólo puede desarrollarse en condiciones de escasez de nutrientes y de acidez en el medio.

Además, la ley establece que, tras la extracción de la turba, debe quedar en el suelo una masa residual media de turba de 0,5 metros. Esto constituye la base para el éxito del desarrollo de turberas elevadas tras la extracción de turba.